Un
hombre hundido en la soledad, el cual ya no tiene ilusiones ya no
tiene nada que perder porque esta hundido en la miseria, y esto le
acompañara durante 100 años quiera o no. Y jamás volverá a ser el
mismo porque ahora ya se ha perdido a sí mismo.
Muchos
años después, frente al pelotón de fusilamiento el coronel
Auriliano Buendia había de recordar aquella tarde remota en que su
padre le llevo a conocer el bien. Macondo era entonces una aldea de
veinte casas de barro y cañabrava construidas a la orilla de un río.
De aguas diáfanas que se precipitaban por un lecho de piedras
pulidas blancas y enormes como huevos prehistóricos.
Un
hombre hundido en la soledad, el cual le a afectado la guerra lo
único de lo que se acuerda es de aquellos horroroso recuerdos en que
estaba al frente en el pelotón de fusilamiento con el coronel
Auriliano Buendia, jamás volverá a ser el mismo hombre después de
lo que paso allí. Tiene recuerdos remotos de una aldea de barro y
cañabrava construidas en la orilla de un río, de aguas difamas que
se precipitan, donde sus recuerdos le atormentan en un tiempo de 100
años.
Y
entonces comenzó a pensar que no todos sus recuerdos era ciertos.
Intentando conciliar el sueño, le volvieron unos recuerdos, el
estaba en camino a casa y se encontró con unos gitanos con los
cuales cambio cabras y animales por oro. Pero les engañaron,
dándoles una piedra similar al oro, pero falsa. Tras perder todo lo
que tenía, su coronel le condeno a no volver nunca, y a no llevarle
jamás con su familia.
Garcia M.,G. (1999) bibliografía: Cien años de soledad ,Ed. El Mundo, Madrid.